Si lees algo sobre Dune -o sobre la propia Dune-, es probable que te des cuenta de que se trata de una bestia difícil de manejar. Una novela de tal envergadura que desafía la adaptación, pero tan ornamentada y lírica que tienta a cineastas y guionistas para que lo intenten. Desde que el libro de Frank Herbert se publicó por primera vez en 1965, ha habido una película de David Lynch basada en su historia, una serie de Syfy y un famoso intento fallido de Alejandro Jodorowsky de capturar su grandeza. Ahora, en 2021, Denis Villeneuve, uno de los directores de ciencia ficción más respetados de su generación, estrenará su intento de llevar Dune a la gran pantalla. La pregunta es casi obligada: ¿Ha llegado por fin la hora de Dune?
La respuesta es no. No porque la película sea mala - es bastante impresionante - sino porque está incompleta. Los fans sabían que esto sucedería. Villeneuve lleva meses diciendo que la única forma de adaptar la novela de Herbert era dividirla en dos partes, y así lo ha hecho. Después de esperar más de cinco décadas, y un año más debido a los cierres de salas de cine relacionados con el 19-C, la versión de Dune que los fans están recibiendo está a medio terminar. Cuando aparecen los créditos, muchas de las escenas más épicas de la novela aún no han tenido su momento en la pantalla; siguen siendo cigotos en la mente de Villeneuve.
Quizá sea lo mejor. Otra de las consecuencias del cierre de salas por la pandemia es que este año Warner Bros, el estudio responsable de Dune, estrena todas sus películas simultáneamente en los cines y en su servicio de streaming HBO Max. Aunque esto podría afectar negativamente a los resultados de Dune en taquilla este fin de semana -y, por tanto, a la posibilidad de que Villeneuve ruede o no su sucesora-, también podría significar que encuentre muchos más fans simplemente por ser gratuita para los suscriptores con sólo pulsar un botón. Dune, como franquicia, tiene algunos fans acérrimos, pero no muchos casuales. No es Star Wars; fuera de ciertos círculos específicos, no es muy conocida. Dejarla vivir en un servicio de streaming durante un tiempo podría ayudar a aumentar su número de fans.
En un mundo justo, encontrar a estos conversos no sería tan difícil. A pesar de que la película termina con un suspiro, sigue siendo bastante épica. Todos los rasgos distintivos del libro -gusanos de arena gigantes devoradores, bodegones recuperadores de agua, la poderosa droga conocida como la especia- están ahí, representados con todo lujo de detalles. (El diseñador de producción de la película, Patrice Vermette, ha sido nominado al Oscar en dos ocasiones y parece aspirar a una victoria con los efectos visuales de Dune;
También presente: Las numerosas tramas entrelazadas de Herbert. El héroe del libro, Paul Atreides (Timothée Chalamet, haciendo buen uso de su melancolía y su mandíbula) sigue ahí, luchando por enorgullecer a su padre, el duque Leto (Oscar Isaac), al tiempo que se enfrenta al hecho de que podría haber formado parte de un complot urdido por su madre, Lady Jessica (Rebecca Ferguson), para traer a un mesías. Aun así, su familia acude al planeta desértico de Arrakis para hacerse cargo de la recolección de la especia de sus rivales, la Casa Harkonnen, y se encuentran en un combate a muerte por el poder. Paul se alía con los Fremen, los habitantes originales de Arrakis, lo que le convierte en su mesías (y en una especie de salvador blanco). A Villeneuve no se le escapa nada y, por primera vez, alguien ha conseguido que Dune tenga sentido en la pantalla. Sólo lo ha conseguido a medias.
No es una conclusión previsible que llegue a terminarse. Warner Bros. aún no ha dado luz verde a Dune: Segunda parte. Siempre que el estudio abra su chequera, es probable que el segundo capítulo no esté terminado hasta dentro de uno o dos años. Para entonces, una de dos cosas probablemente habrán sucedido: Una, la película de Villeneuve habrá acumulado un nuevo grupo de fans de la arena y de las especias, lo que llevará a un fin de semana de estreno masivo en taquilla como el que podría haber tenido la primera parte si Covid no hubiera existido. (Esto podría incrementarse por el hecho de que la segunda entrega sería el gran final, El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi en uno, con un enfrentamiento final entre ya-sabes-quién y ya-sabes-quién-otro). O, en segundo lugar, el revuelo en torno a la franquicia se habrá desvanecido y, una vez más, la novela de Herbert se quedará sin adaptación cinematográfica.
En psicología, el retraso de la gratificación se refiere a la idea de que esperar el momento oportuno puede conducir a mejores recompensas más adelante. Como Paul Atreides esperando su venganza, la victoria es más dulce cuando se retrasa. Los aficionados han esperado 56 años por el tipo de adaptación que Villeneuve está creando. Es exuberante y servil en su atención a los detalles que escribió Herbert (con algunas modificaciones modernas), y encarna plenamente la novela en la que se basa. Pero, como señala Chani (Zendaya) -la Fremen que se convertirá en la pareja de Paul- en los momentos finales de la película, es "sólo el principio". "Los lectores del libro saben que la cosa no mejora hasta que Paul se adentra en el desierto para encontrarse a sí mismo, y ahí es donde termina Dune: Primera Parte. A juzgar por el arte de la primera parte, si Villeneuve consigue filmar la segunda parte de su historia, será la adaptación que los fans llevan décadas deseando ver. El retraso habrá merecido la pena.